30 de enero de 2023

Vida y exilio

 

Vida y exilio

Memorias de un español en la URSS

José Fernández Sánchez

Impronta Editorial, Gijón

Diciembre 2022

504 pp.

20 euros

ISBN: 978-84-126113-0-4


La de José Fernández Sánchez (1925-2011) no fue una vida cualquiera.
Entre los dos paréntesis que enmarcan su biografía, tuvieron cabida experiencias como para llenar una tan dickensiana como galdosiana serie de novelas por entregas.

Por suerte, su protagonista decidió contárnoslas en primera persona sin recurrir a los atajos de la ficción -la verdad de las mentiras-.
Nos dejó así estas impagables memorias que, entre sus muchas virtudes, tienen la de aportar una visión personal del siglo xx en Europa desde la perspectiva de un ser humano de esos que no suelen pasar a los libros de historia.

 La Historia con mayúsculas -esa inhóspita cima donde solo hay espacio para unos pocos nombres- es una trituradora despiadada de memorias individuales. Personas y familias zarandeadas por las expatriaciones, las guerras, la violencia, el hambre, la privación de libertad o el secuestro del propio destino, están además castigadas a sumirse en el olvido.
Contra ello se rebela José Fernández Sánchez en este memorable libro, que no habla solo de su propia vida, siempre pudorosamente filtrada de intimidades y sentimientos, sino, sobre todo, de los hombres y mujeres que le acompañaron en algún trecho del sinuoso camino que tuvo que recorrer. Por eso su lectura atrapa y conmueve desde la primera a la última página.

José Fernández Sánchez nació el 16 de febrero de 1925 en Ablaña (Mieres, Asturias) y falleció, el 10 de noviembre de 2011, en Madrid. Su infancia transcurrió en una familia trabajadora del valle minero del Caudal, hasta que la revolución de octubre de 1934 primero y la guerra española después rompieron con todo, incluida la vida de su padre, un recto militante socialista muerto en 1937. A resultas de ello, José y su hermano Joaquín fueron recogidos en un orfanato miliciano de Gijón y posteriormente evacuados a la URSS, dentro de la expedición de niños que salió del puerto de El Musel, la noche del 23 de septiembre de 1937, para ponerlos a salvo de la guerra. Tras la llegada a Leningrado, el 4 de octubre, donde los recibieron como héroes, fueron repartidos por distintos lugares en las llamadas Casas de Niños Españoles. Allí vivieron un periodo de adaptación que se prolongaría mucho más de lo previsto y que se vio abruptamente truncado, en junio de 1941, por la invasión alemana de la Unión Soviética y por la terrible guerra que la siguió. Al desplazamiento desde Moscú a zonas seguras a orillas del Volga sucedieron las privaciones y el hambre, siempre compartidos con la población rusa.

Entre guerra y guerra, sin apenas noticias de su familia y de su tierra, a las que añoraba, José fue creciendo hasta alcanzar la mayoría de edad. Finalmente descubre una vocación, que desde bien pequeño apuntaba ya en su afición a la lectura, y decide iniciar estudios de Bibliografía, compaginándolos con el trabajo de ajustador en una fábrica de Moscú. Ya licenciado, se casa y, con su mujer y dos hijos pequeños, le destinan a Izhevsk, en Udmurtia, una remota región de los Urales, donde ejercería como bibliógrafo durante siete largos años, hasta que en 1957 pudo regresar a Moscú para trabajar en la Biblioteca Nacional Lenin y en Radio Moscú. Entre 1961 y 1964 ejerció en La Habana de traductor para los asesores militares rusos, siendo privilegiado testigo de la crisis de los misiles de Cuba de 1962.

El asturiano José Fernández Sánchez (1925-2011), “niño de la guerra” refugiado en Rusia
de 1937a 1971, rumbo a Cuba a bordo del Mijail Kalinin en plena “crisis de los misiles” (1962),
donde actuó como traductor e intérprete, actividad de la que dejó recuerdo escrito
.

A pesar de sus deseos, José Fernández no pudo regresar a España hasta 1971, para iniciar con su familia una nueva vida en Madrid, al principio llena de incertidumbres, pero que su férrea voluntad y los vientos favorables que soplaban en España fueron poco a poco despejando. Gracias a la mediación de Vicente Llorca, obtiene un puesto de profesor de lenguas eslavas en la Universidad Autónoma de Madrid y en 1972 es contratado por la Biblioteca Nacional, donde trabajará como bibliógrafo hasta su jubilación. Por su cuenta desarrolló además una gran labor traduciendo libros de literatura rusa. Por la del Cantar de la Gesta del Príncipe Igor recibió el prestigioso Premio Pushkin de la Unión de Escritores de la URSS.

P. S.: Pepe “El Ruso” –como se le conocía en el ambiente coloquial- fue gran amigo del administrador de este blog durante muchos años. No se le hizo justicia durante bastante tiempo, y fue soslayado  -tanto a nivel nacional como regional-  por determinadas asociaciones de recuperación de la memoria de los llamados “niños de la guerra”, tan escoradas a determinados postulados ideológicos. 

Muestra del libro en PDF














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