1 de febrero de 2021

La nueva anormalidad


La nueva anormalidad

Por una normalidad nueva

Nicolás Sartorius

Espasa (Editorial Planeta S. A.)

Barcelona (ESPAÑA), 2021

320 pp.

19,90 euros

ISBN: 978-84-670-6084-3


Tras el éxito de La manipulación del lenguaje, un libro que analizaba el hilo invisible que existe entre las palabras y la movilización de las conciencias, Nicolás Sartorius regresa con una obra en la que tratará algunas de las expresiones «más populares» de este nuevo y perverso lenguaje de la actualidad resultante tras la crisis de la Covid-19, en todas sus facetas: económica, social, política. ¿La anormalidad era lo que vivíamos? ¿Por eso hemos vuelto a una nueva normalidad? ¿Debemos crear una normalidad diferente?

Índice

Exposición de motivos. Lo normal y lo anormal

1. En el principio fue la propiedad

2. Mantenga las distancias asociales

3. Viejas y nuevas esclavitudes

4. La buena y la mala austeridad

5. Insostenible lo será usted

6. Del teletrabajo al teleconfinamiento

7. Viva el Estado

8. Democracia es pagar impuestos

9. Lo que no es democracia

10. Los amores que matan

11. Romper los bloques

12. La Sagrada Familia

13. Del feminismo al feminicidio

14. «Qué sería de este corral sin sol»

15. La cuarta mutación pendiente

16. Internacionalismo versus sálvese quien pueda

17. La historia mundial de la infamia: ¿solo Hitler y Stalin?

18. Pobres que mantienen a ricos

19. Pacifismo, o la guerra perpetua

Bibliografía

Índice onomástico

Nicolás Sartorius es abogado y ensayista. Cofundador del sindicato Comisiones Obreras, fue diputado por el PCE e IU durante tres legislaturas y ocupó el cargo de portavoz parlamentario de la coalición hasta la disolución del Congreso en 1993. En Espasa ha publicado La memoria insumisa, El final de la dictadura y La manipulación del lenguaje.

 

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José Ortiz de Echagüe en el recuerdo de su hijo


José Ortiz de Echagüe en el recuerdo de su hijo

Cesar Ortiz de Echagüe

Ediciones Rialp S. A, Madrid, 2020

330 pp.

22 euros

ISBN: 978-84-321-5301-3


José Ortiz Echagüe fue el primer aviador que atravesó el Estrecho de Gibraltar. Mucho tiempo más tarde, con 73 años, conserva aún su pasión por volar, y será la persona con más edad que atraviese la barrera del sonido. Entretanto, funda Construcciones Aeronáuticas S. A. (hoy parte de Airbus) y SEAT, de las que será primer presidente.

Pero sus pasiones principales fueron su familia y la fotografía (la revista American Photography lo consideró uno de los tres mejores fotógrafos del mundo). Es ahora su hijo César quien reúne sus recuerdos, completando así las numerosas páginas que ya se han escrito sobre este reconocido artista y empresario español.

 

De vez en cuando leer la historia de la vida de una persona que, tras su paso por este mundo ha dejado huella, viene bien para darse cuenta uno mismo de su labor en, precisamente, también, en este mundo.

El libro nos cuenta los recuerdos que el autor, su hijo precisamente, tiene sobre su padre, José Ortiz Echagüe, empresario español, fundador de SEAT y CASA, y reconocido fotógrafo.

José  nace en el seno de una familia de ingenieros militares. Su padre, Antonio Ortiz Puertas, había luchado contra el Carlismo en las filas del Ejército liberal. A la familia de su madre, Dolores Echagüe, pertenecieron notables personalidades del Ejército, como el general Echagüe, conde de Serrallo, que luchó en la Guerra de África en 1860, y el general jefe de la Aeronáutica Militar Española entre 1914 y 1918, Francisco Echagüe, ayudante personal de Alfonso XIII.

José Ortiz Echagüe fue el quinto de ocho hermanos. Pasó su infancia en Logroño, ciudad a la que fue destinado su padre y donde cursó los estudios elementales y el bachillerato. Allí despuntaron dos de sus grandes aficiones que marcaron toda su actividad profesional: la ingeniería aeronáutica y la fotografía.

En 1914 se convirtió, junto al también capitán Herrera, en el primer piloto que sobrevoló el estrecho de Gibraltar en un trayecto Tetuán-Sevilla, por el que recibió la felicitación de Alfonso XIII, así como el nombramiento de gentilhombre de Cámara con Ejercicio.

El año 1916 marcó para José Ortiz Echagüe su dedicación definitiva a la actividad industrial y empresarial y su abandono del Ejército como piloto en activo.

El 16 de marzo contrajo matrimonio con Carmen Rubio Sandoval, nacida en Almería en 1895. Carmen fue la “entrañable compañera”, en palabras del propio Ortiz Echagüe, que le acompañó durante sesenta y cuatro años y con la que tuvo ocho hijos. Dos accidentes aéreos en los meses siguientes a su boda hicieron que, tanto Carmen como su suegro, César Rubio, insistieran, con éxito, para que José Ortiz Echagüe abandonara sus actividades en el aire.

Con su amigo Massenet, montaría una acería  y un taller mecánico en Madrid, en el Cerro de la Plata. Mientras continuaba con el trabajo del taller, Ortiz Echagüe inició gestiones para crear una empresa de construcción aeronáutica. El 2 de marzo de 1921, el desastre africano de Annual trajo un momento de respiro al taller del Cerro de la Plata al ganar, junto a la empresa Marconi y la Sociedad de Patricio Echevarría, un concurso para la fabricación de bombas para aviones.

En 1923 nacía, con un capital de un millón y medio de pesetas, Construcciones Aeronáuticas S.A., conocida como CASA. El primer avión de CASA, primer prototipo metálico construido en España, fue entregado en 1926.

El inicio de la gestión de Ortiz Echagüe al frente de CASA fue acompañado por una intensa actividad en el terreno de la fotografía, que ocupó buena parte de su tiempo libre.

La Guerra Civil sorprendió a José Ortiz Echagüe en San Sebastián, donde permaneció oculto hasta que las tropas de Franco tomaron la ciudad. Se incorporó entonces al Ejército como enlace permanente entre la Jefatura del Aire y la Jefatura de Movilización de Industrias Civiles para todos los asuntos relacionados con la aviación. Durante la guerra, dirigió la reconstrucción de una nueva fábrica de CASA en Sevilla, puesto que la de Getafe había sido desmantelada y su maquinaria desperdigada por Cataluña. El consejo de administración de la empresa le entregó poderes para ejecutar, por sí solo, todos los compromisos que creyera convenientes y para ostentar la representación jurídica y la dirección de la empresa. Ortiz Echagüe viajó a Alemania, donde firmó varios acuerdos y compró maquinaria para CASA.

La Guerra Civil marcó trágicamente la vida familiar de Ortiz Echagüe, ya que, en el año 1938, perdió a sus dos hijos mayores en el hundimiento del buque Baleares.

Al terminar el conflicto la familia Ortiz Echagüe regresó a Madrid. Las autoridades militares acordaron que el cabeza de familia, por entonces habilitado para teniente coronel, continuara dedicado por entero a la construcción aeronáutica como consejero delegado de CASA, y se le concedió el pase a la situación de supernumerario, eximiéndole del servicio en activo.

En el año 1941, el Gobierno español decidió por ley la creación de una empresa mixta de aviones de bombardeo que adoptaría la forma de sociedad anónima y en la que el Estado actuaría como accionista minoritario, aunque con amplias potestades de vigilancia.

CASA se presentó en solitario a un concurso que hizo de ella la primera sociedad aeronáutica que participó en una empresa mixta en España.

En 1950, José Ortiz Echagüe fue nombrado presidente de la Sociedad Española de Automóviles de Turismos (SEAT). De esta forma, Ortiz Echagüe se convirtió, a los sesenta y cuatro años, en presidente de dos de las empresas señeras del INI y permaneció al frente de ambas hasta una edad poco habitual: cesó como presidente de la SEAT en 1967, a los ochenta y un años, y aún estuvo tres años más dirigiendo CASA.

Como presidente de SEAT, José Ortiz Echagüe lanzó el primer vehículo de la empresa, el 1400, al que siguieron el 600, el 1500 y el 850, todos ellos con patente de la italiana FIAT. Cuando abandonó la SEAT, se acababa de firmar con la FIAT un acuerdo para la fabricación del modelo 124. Este acuerdo otorgaba a la SEAT libertad de exportación de coches y recambios y libertad en la elección de los modelos de la FIAT que se construirían en el futuro. La SEAT contaba entonces con más de catorce mil trabajadores y una producción anual superior a las cien mil unidades.

José Ortiz Echagüe fue nombrado presidente de honor de la empresa, a perpetuidad, y permaneció en ella como consejero hasta 1976.

Esta larga y fecunda trayectoria profesional de José Ortiz Echagüe fue paralela a sus éxitos como fotógrafo.

Le interesaron sobre todo las imágenes vinculadas a la cultura rural española. Retrató los trajes, el folclore, las fiestas, los paisajes y los castillos de España, es decir, “la forma profunda—en sus propias palabras—que adopta la personalidad de un pueblo”.

Publicó cuatro series fotográficas, aunadas por temas, que alcanzaron un gran éxito editorial: España, tipos y trajesEspaña, pueblos y paisajesEspaña mística España, castillos y alcázares. A estas series hay que añadir las que recogieron imágenes del Norte de África y los retratos familiares. La mayor parte de sus fotografías están realizadas con el procedimiento del carbón directo sobre papel Fresson, que otorga a sus obras un aspecto eminentemente artístico. Un material del que acabó comprando la patente a la muerte de su fabricante, para asegurarse el suministro, llamándolo a partir de entonces Carbondir. Las fotografías de José Ortiz Echagüe han sido expuestas en salones y museos de todo el mundo y han cosechado numerosos galardones, entre los que destacan siete primeros premios en concursos en Europa, América y Sudáfrica y dos segundos premios en certámenes también internacionales.

La mayor parte de su obra está reunida en el Legado Ortiz Echagüe, que custodia la Universidad de Navarra en Pamplona (España) y que recoge aproximadamente mil quinientos positivos originales, veintiocho mil negativos, interpositivos, contratipos, además de equipos fotográficos y material diverso. Se completa, además, con una biblioteca especializada, documentación diversa y su colección personal de fotografías de otros autores.

José Ortiz Echagüe falleció en Madrid, el 7 de septiembre de 1980, a la edad de noventa y cuatro años, rodeado de su familia, y apenas un mes después de perder a su esposa.



CÉSAR ORTIZ-ECHAGÜE RUBIO (Madrid, 1927) obtuvo el premio Reynolds de arquitectura en Estados Unidos en 1957, y desde 1974 es miembro de la Academia de Bellas Artes de Baviera. Tras varios años en Madrid trabajando como arquitecto fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II, y nombrado poco después vicario del Opus Dei en Alemania, donde permaneció más de treinta años. En la actualidad vive en Madrid.