7 de abril de 2018

¿Para qué sirve la Historia?


¿Para qué sirve la Historia?
Serge Gruzinski
 
Alianza Editorial S. A.
Madrid, 2018
Colección: El libro de bolsillo-Historia (H-79)
Páginas: 245
10,50 €
978-84-9181-030-8

El mundo de comienzos del siglo XXI, la composición de las sociedades que lo integran, no es el mismo que los que justificaron la forma de "hacer" Historia hasta hace bien poco, marcada por la reducción a un relato único y a menudo con una clara perspectiva eurocéntrica. En una línea similar a la que propugnan Guldi y Armitage en su "Manifiesto por la Historia", orientada a recuperar la historia a largo plazo y a establecer un diálogo constante entre pasado y presente para intentar alumbrar el futuro, esta importante obra de Serge Gruzinski rompe una lanza a favor de la historia global, que amplía la escala de estudio y conecta compartimentos separados. El análisis que en él lleva a acabo de la expansión portuguesa y española en los siglos XVI y XVII provee un ejemplo práctico de la utilidad que tiene estudiar episodios pasados para iluminar los mecanismos, ideas y actitudes del presente, así como sus posibleS consecuencias.

 
Empezar a leer

https://www.youtube.com/watch?v=MZbU-EkJT5o



5 de abril de 2018

Los rectorados de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia y Valentín Silva Melero en la Universidad de Oviedo (1951-1960)


Los rectorados de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia y Valentín Silva Melero en la Universidad de Oviedo (1951-1960)
 
Rafael Sempau Díaz del Río
 
Ediciones Trabe 
Oviedo, 2018
Páginas: 275 + CD-ROM (Apéndices, Anexos, Ilustraciones)
20,00 €  
ISBN:  978-84-8053-913-5

Este libro documenta y analiza los rectorados de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia y Valentín Silva Melero en la Universidad de Oviedo entre los años 1951 y 1960.

ÍNDICE
 

LISTADO DE ABREVIATURAS

LISTADO DE PROTAGONISTAS PRINCIPALES

FE DE ERRATAS

CAPÍTULO I. RECTORADO DE TORCUATO FERNÁNDEZ-MIRANDA (1951-1954)

CAPÍTULO II. RECTORADO DE VALENTÍN SILVA MELERO (1954-1960)

CAPÍTULO III. CIFRAS Y DATOS DE LA UNIVERSIDAD DE OVIEDO

CONCLUSIONES

ANECDOTARIO Y ALGUNAS HISTORIAS

NOTAS

FUENTES HISTÓRICAS Y REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 
APÉNDICES

ANEXOS

ILUSTRACIONES
 

 
Torcuato Fernández-Miranda y Hevia (Gijón, 10 de noviembre de 1915 – Londres, 19 de junio de 1980) fue un político y jurista español, conocido por su papel durante los últimos años de la dictadura franquista y por haber sido profesor de Derecho Político de Juan Carlos I. Está considerado como un estratega del proceso de Transición a la democracia en España. Desempeñó de forma interina la Presidencia del Gobierno en diciembre de 1973, tras el asesinato de Luis Carrero Blanco. Ostentó el título nobiliario de duque de Fernández-Miranda.

 
 
Los primeros años de Fernández-Miranda transcurren en Asturias. Estudió en el Colegio de la Inmaculada de Gijón antes de licenciarse en Derecho en la Universidad de Oviedo, donde posteriormente obtuvo una plaza de catedrático de Derecho Político. En los años 40 votó a favor de Enrique Tierno Galván en el tribunal de oposiciones donde se le concedió la cátedra, reconociendo así su labor académica. Llegó a ser rector de la Universidad de Oviedo entre 1951 y 1953. En 1960 fue nombrado Director de Enseñanzas Medias y Enseñanzas Universitarias.

A finales de la década de 1950 Tierno Galván pertenecía a una organización mayoritariamente monárquica llamada Unión Española,  pero quería también contribuir a estrechar los vínculos entre los grupos antifranquistas dentro y fuera de España. Con ocasión de encontrarse Tierno Galván en Madrid en los inicios del curso 1960-61, Torcuato Fernández-Miranda, en calidad de director de Enseñanzas Universitarias, le llamó para comunicarle que quedaba suspendido de empleo y sueldo como catedrático en virtud de una disposición de diciembre de 1957 por la que se permitía suspender a los funcionarios sometidos a proceso (Tierno lo estaba). Como la suspensión le había sido comunicada de manera oral y no escrita, Tierno protestó declarando su nulidad y entonces Fernández-Miranda le amenazó con ser reo de delito de rebelión militar si se trasladaba a Salamanca y allí se producían incidentes. Aunque no pudo conseguir por el escrito el comunicado, por consejo de su amigo y compañero de profesión Manuel Fraga Iribarne, decide ir a impartir clases como profesor invitado en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, y volvería a ser catedrático en la Universidad de Salamanca en 1962.  Ese mismo año abandonó la Unión Española.

Aunque en el mundo académico se desconocía la razón del proceso de Tierno, su situación despertó la solidaridad de varios profesores.  Estos calificaron como "hecho sobremanera grave" la "discriminación académica del cuerpo docente" en una carta de 1960 firmada por Aranguren, Laín Entralgo, Terán, Dámaso Alonso y otros. Esta era la segunda carta de protesta firmada por académicos (la primera fue en 1956) y posteriormente vendrían otras.

Torcuato Fernández-Miranda se inició en política, ya que el cargo de rector le otorgaba el cargo implícito de procurador en las Cortes franquistas. Ocupó diversas direcciones generales en los Ministerios de Educación y Trabajo hasta alcanzar el cargo de Secretario General del Movimiento —el partido único del régimen del general Franco— entre 1969 y 1974.
 

 
Valentín Silva Melero (Oviedo, 21 de julio de 1905 - Oviedo, 25 de junio de 1982) fue un jurista y político español, catedrático y rector de Universidad de Oviedo, procurador en Cortes, senador y presidente del Tribunal Supremo.

 
 
Valentín Silva Melero nació en Oviedo el 21 de julio de 1905. Estudió Derecho en la Universidad de esta ciudad. Obtuvo el doctorado por la Universidad Central de Madrid, y amplió estudios en Alemania.

Fue catedrático de Derecho Procesal de las universidades de Sevilla y Murcia y de Derecho Penal de la Universidad de Oviedo desde 1940. Fue el fundador del Seminario de Estudios Sociales dentro de la Facultad de Derecho (1942), que en 1944 se elevó al rango de Escuela Social de Oviedo.

Entre 1954 y 1960 Silva Melero fue rector de la Universidad de Oviedo, y en calidad de tal fue nombrado procurador en las Cortes franquistas y director del Instituto de Estudios Asturianos.

Valentín Silva Melero fue nombrado presidente del Tribunal Supremo en 1973. En 1977 fue nombrado senador por designación real en las primeras Cortes de la recién recobrada democracia, y dimitió del cargo de presidente del Tribunal Supremo por la incompatibilidad en la que incurría.
 

Rafael Sempau Díaz del Río (Vigo, 1974) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo y profesor de Enseñanza Secundaria. Además de su libro La Universidad de Oviedo bajo el Franquismo. El rectorado de Sabino Álvarez-Gendín (Ediciones Ámbitu, Oviedo 2010), ha colaborado en varias obras colectivas con distintos artículos: «La Incidencia de la Revolución de Octubre y la Guerra Civil en la Universidad de Oviedo» en Catálogo de la exposición con motivo de los 400 años de la Universidad de Oviedo (1608-2008), Universidad de Oviedo, Oviedo 2008; «Visión crítica de la Revolución Francesa y de la Guerra de la Independencia» en Guerra de la Independencia en Extremadura, II centenario (1808-2008), Sociedad Extremeña de Historia, Llerena (Badajoz) 2008; «El Sistema de la Restauración: el camino hacia la dictadura» en La representación popular. Historia y problemática actual y otros estudios sobre Extremadura), Sociedad Extremeña de Historia, Llerena (Badajoz) 2012 y «Algunos mitos y realidades de la Ilustración» en El Siglo de las Luces: III Centenario del nacimiento de José de Hermosilla (1715-1776), Sociedad Extremeña de Historia, Llerena (Badajoz) 2015.


 

4 de abril de 2018

Mayo del 68


Mayo del 68. Fin de fiesta
Gabriel Albiac
 
Editorial Confluencias
Colección: Casa Europa
Almería, 2018
Páginas: 228
Precio: 18,00 €
ISBN: 978-84-947772-8-8

En Mayo de 1968, un estallido revolucionario sin precedente hace saltar por los aires todos los tópicos progresistas, sobre los cuales se apuntalaba una tradición ya putrefacta: la de los partidos comunistas europeos. Si el PCF llama, desde el primer momento, a abortar la movilización imprevista de los estudiantes parisinos, es porque intuye que en ella se anuncia su propio funeral, el de aquellas organizaciones que, bajo la retórica de la «liberación proletaria», no eran más que dispositivos de defensa del más largo despotismo del siglo XX: el soviético. Y el París de 1968 anticipa el Berlín de 1998: la caída del Muro, de todos los muros. Fin de fiesta.

Albiac nació en mayo de 1950. Aunque él diga no haber abierto los ojos hasta mayo de 1968. Lo que vio no debió gustarle demasiado. Intentó cambiarlo. Y descubrió que los hombres cambian sólo a peor. Decidió escribirlo. Y ya no hizo otra cosa. La escritura se lo tragó sin condiciones, como dice Platón que es de rigor que lo haga el juego de alto riesgo al que él llamó filosofía. Albiac ha escrito libros de filosofía, sobre todo. Por uno de ellos, La sinagoga vacía, obtuvo el Premio Nacional de Ensayo. Ha escrito varias novelas. Ha escrito, incluso, un casi clandestino libro de poesía. Ha escrito columnas, muchas columnas, algunos piensan que demasiadas columnas. En el diario ABC, durante estos últimos años. Ha sido también —y eso es anécdota— catedrático de Filosofía en la Complutense, y, tras su jubilación, profesor emérito de la misma. Ha vivido sólo en los libros. En Confluencias ha publicado Blues de invierno (2015) y Alá en París (2016).

 
Gabriel Albiac (Utiel, Valencia, 1950). Filósofo y ensayista, es Doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, profesor desde 1974 y catedrático desde 1988. Entre su obra ensayística destacan: Louis Althusser, cuestiones de leninismo (1975), De la añoranza del poder o consolación de la filosofía (1979), La sinagoga vacía, obra por la que fue galardonado con el Premio Nacional de Ensayo en 1988, Caja de Muñecas (1995), La muerte (1996) y Desde la incertidumbre (2000). Es autor de las novelas Ahora Rachel ha muerto (1994) y Últimas voluntades (1998).

 


3 de abril de 2018

Historia mínima de Rusia


Historia mínima de Rusia
 
Rainer María Matos Franco
 
Turnes Publicaciones S. L. – El Colegio de México A. C.
Colección: Historias mínimas
Madrid, 2018
323 pp.
18 euros
ISBN: 978-84-17141-61-5

Dónde comienza y dónde termina Rusia?
¿Quiénes fundaron el primer estado ruso?
¿Cuáles fueron los principales centros de poder en la Edad Media?
¿Fue Alejandro I un zar liberal?
¿Qué importancia tuvo la literatura en el siglo XIX ruso?
¿Qué provocó la emancipación de los siervos en 1861?
¿Cómo afectó la situación internacional al estallido de la Revolución de Octubre?
¿Por qué Lenin tuvo que adoptar la Nueva Política Económica?
¿Cómo cambiaron las relaciones de la URSS con sus países satélite?
¿Cuáles fueron las consecuencias de la llegada del capitalismo a Rusia?
¿Hacia dónde se dirigen las relaciones de Rusia con la Unión Europea y Ucrania?

Rainer María Matos Franco es licenciado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México y maestro en Estudios de Rusia y Eurasia por la Universidad Europea de San Petersburgo. Ha colaborado en revistas académicas, como la 'Revista de la Universidad de México' (UNAM), 'Istor' (CIDE) y 'Americana' (Universidad de Volgogrado, Rusia), así como en 'Nexos' y 'Este País'. En breve se espera su segundo libro, "Limbos rojizos. La nostalgia por el socialismo en Rusia y el mundo poscomunista", bajo el sello de El Colegio de México.
 

 
ÍNDICE
 
Nota sobre la transliteración
Introducción

I  Del paleolítico a la formación de los Estados

II  El Rus de Kiev (882-1223)

III Entre este y oeste (1223-1547)

IV De Moscú a San Petersburgo (1547-1762)

V  Jugando con el liberalismo (1762-1825)

VI  El rompecabezas autocrático (1825-1855)

VII  La época de las reformas (1855-1881)

VIII  Las últimas décadas de la autocracia (1881-1905)

IX La era de las promesas (1905-1917)

X  Los años de las cifras descomunales (1918-1945)

XI  Criogenias y escaldaduras (1945-1991)

XII La Federación Rusa (1992-2016)

Nota bibliográfica
Recomendaciones bibliográficas
Glosario



https://www.youtube.com/watch?v=fd2hfRlsNoo
https://ambitosdeciudadania.wordpress.com/2018/02/14/politeia-historia-minima-de-rusia/

2 de abril de 2018

Viaje al centro de la mente


Viaje al centro de la mente
Escritos literarios y científicos
 
Jules Verne
 
Traducción y notas de Mauro Armiño
Editorial Páginas de Espuma S. L.
Voces/ Literatura • 256
Madrid, 2018
368 pp
25 euros
ISBN 978‐84‐8393‐235‐3

Viajero infatigable, escritor prolífico y uno de los autores más leídos durante los dos últimos siglos, las generaciones que han crecido junto a Jules Verne son cómplices de sus visiones e inquietudes. Viaje al centro de la mente reúne –en una cuidada edición de Mauro Armiño– ensayos científicos, estudios literarios, como el dedicado a Edgar Allan Poe, y artículos históricos, como el que se ocupa del motín del Bounty, además de conferencias, discursos y entrevistas. Todo un conjunto que explica el legado que dejó a la posteridad.

Pocos creadores han logrado, como hizo Verne, aunar el conocimiento científico con la aventura y el misterio en una obra literaria que se anticipó al desarrollismo del siglo xix y a los inventos que llegarían con el xx. El submarino, el viaje a la Luna, el helicóptero, incluso la televisión, son algunas de las invenciones que profetizó en un mundo único e imprescindible al que ahora podemos viajar.

Una gran sorpresa y un descubrimiento maravilloso (como su literatura): los ensayos literarios y científicos, las conferencias y artículos de uno de los autores más leídos y admirados. 

 
Jules Verne (1828-1905)

Jules Gabriel Verne nació en la ciudad de Nantes en 1828. La casa de sus padres, como él recordaría más tarde, se situaba frente al enorme puerto del río Loira, que se abría al Atlántico y permitía la entrada de barcos de gran calado. Allí veía entrar y salir a marineros, aventureros y comerciantes de distintas partes del mundo. Como llegó a reconocer en una ocasión «La necesidad de navegar me devoraba. Ya conocía los términos de marina, y comprendía lo suficiente las maniobras para seguirlas en las novelas marítimas de Fenimore Cooper». Pero en 1848 es enviado a París por mandato paterno para estudiar Derecho. Allí se aficiona al teatro y entra en contacto con salones literarios. Uno de sus primeros escritos es una obra de tratro, Las pajas rotas, escrita en 1850 junto a Alexandre Dumas hijo, de quien fue el resto de su vida íntimo amigo. Mientras tanto, trabaja como secretario de Théâtre‐Lyrique y en la Bolsa de París. En la década de 1860 entra en contacto con el editor Pierre‐Jules Hetzel, pareja de baile con la que publicará el resto de casi toda su obra. Desde su primera novela de aventuras Cinco semanas en globo, que ve la luz en 1863, cosecha un enorme éxito literario. Hetzel le ayuda a estructurar el nuevo género narrativo que Verne será un experto en explotar: novela de aventuras, misterio, conocimiento científico y carismáticos protagonistas. Al año siguiente, en 1864, Hetzel crea una revista literaria, el Magasin d’Éducation et de Récréation, donde Verne y otros autores irán publicando cada seis meses extractos de sus libros que luego se verían publicados en forma de tomo.

Presagiando la fama que Verne acabaría consiguiendo, Hetzel firma con él un contrato por el que el autor se compromete a escribir 3 novelas por año a cambio de 3000 francos por volumen (posteriormente se reducen a 2 novelas anuales y aumento de los honorarios). Esta nueva situación permite a Verne dedicarse por completo a la escritura, estableciéndose definitivamente en 1869 en Amiens, la ciudad de su esposa, convirtiéndose en un personaje mundialmente conocido.

Viaje al centro de la mente

Viajero infatigable, escritor prolífico y uno de los autores más leídos durante los dos últimos siglos, las generaciones que han crecido junto a Jules Verne son cómplices de sus visiones e inquietudes. Viaje al centro de la mente reúne –en una cuidada edición de Mauro Armiño– ensayos científicos, estudios literarios, como el dedicado a Edgar Allan Poe, y artículos históricos, como el que se ocupa del motín del Bounty, además de conferencias, discursos y entrevistas. Pocos creadores han logrado, como hizo Verne, aunar el conocimiento científico con la aventura y el misterio en una obra literaria que se anticipó al desarrollismo del siglo XIX y a los inventos que llegarían con el XX. El submarino, el viaje a la Luna, el helicóptero, incluso la televisión, son algunas de las invenciones que profetizó en un mundo único e imprescindible al que ahora podemos viajar.
 

A modo de fragmentos

Sobre Edgar Allan Poe

"He aquí, mis queridos lectores, un novelista americano de gran reputación; ustedes conocen su nombre, mucho sin duda, pero poco sus obras. Permítanme, pues, hablarles del hombre y de su obra; los dos ocupan un lugar importante en la historia de la imaginación, pues Poe ha creado un género aparte, que solo procede de él mismo y cuyo secreto parece haberse llevado, en mi opinión; se le puede llamar jefe de la Escuela de lo extraño; ha hecho retroceder los límites de lo imposible; tendrá imitadores. Estos tratarán de ir más allá, de exagerar su manera; pero más de uno que crea superarlo, no lo igualará siquiera".

Sobre su primera novela

"Me pregunta usted a qué edad escribí mi primera novela… Fue en 1862, y tenía yo treinta y cuatro años en esa época. ¿Cuál fue esa primera novela?… Cinco semanas en globo. ¿Por qué elegí por teatro esa África desconocida?… Porque la portentosa África de los romanos siempre me ha atraído, y, ya que no podía realizar en persona ese maravilloso viaje, envié en mi lugar a unos héroes imaginarios, el doctor Fergusson, su fiel Kennedy y su servicial Joë. Si elegí la vía del aire en lugar de la vía de tierra es que ese me parecía, y sigue pareciéndome, el verdadero medio de atravesar África. Y, además, debo confesárselo, ese género de locomoción me proporcionaba efectos nuevos, aventuras nuevas. ¿Qué quiere usted? Cuando uno es novelista… Empecé por África, ¿en qué continente terminaré? Si Dios me presta todavía algunos años, tal vez pueda acabar la obra que habrá sido la de toda mi vida: la Tierra entera, el universo mismo, descrito en forma de novela".

Sobre sus primeros pasos en la literatura

"No recuerdo la época en que esperaba convertirme en un autor célebre, y pronto verá usted que muchas cosas conspiraban contra eso. Soy, como usted sabe, bretón de origen, por haber nacido en Nantes. Pero mi padre era parisino de educación y de gusto, enamorado de la literatura, poeta en sus ratos libres, aunque su modestia le impedía publicar sus versos. Por eso, sin duda, empecé mi carrera escribiendo versos. Como en muchos de mis contemporáneos, esos versos adoptaron la forma de una tragedia en cinco actos.

Mi verdadera primera obra de teatro fue una pequeña comedia escrita en colaboración con Alexandre Dumas hijo, que era y sigue siendo uno de mis mejores amigos. Nuestra comedia se titulaba Las pajas rotas y fue representada en París, en el Gymnase. Siempre he sentido mucho gusto por la escena y por todo lo que tiene relación con el arte teatral. Una de las mayores alegrías de mi vida de escritor me la aportó el éxito que han obtenido en los escenarios varias novelas mías, en particular Miguel Strogoff".
 

Sobre sus "anticipaciones científicas"

"Es una simple coincidencia, y sin duda se debe al hecho de que, cuando yo inventaba de principio a fin una 'anticipación' científica, me esforzaba por hacerla todo lo sencilla y verosímil que era posible.

En cuanto a la exactitud de mis descripciones, se debe a un hecho: desde hace mucho tiempo, mucho antes de escribir novelas, tenía la costumbre de recoger numerosas notas de los libros, los periódicos y las revistas científicas de todo tipo. Esas notas, clasificadas por orden de materia, me han proporcionado un arsenal de un valor incalculable para mí.

Después, me suscribí a una veintena de periódicos. Soy un lector muy asiduo de publicaciones científicas, y, naturalmente, estoy al corriente de todos los descubrimientos o invenciones que se producen en todos los campos de la ciencia, astronomía, fisiología, meteorología, física o química".

Sobre la 'cocina' literaria de Jules Verne

"Voy a iniciarle en los secretos de mi cocina literaria, aunque no recomendaría a nadie que proceda de esta forma, porque siempre he pensado que cada uno de nosotros tiene su método particular de trabajo y que, instintivamente, siempre se elige el mejor. Siempre empiezo por hacer un plan de mi nueva novela. No empiezo nunca un libro sin saber cuál será el principio, el medio y el final. Por otra parte, siempre he sido lo bastante afortunado para contar no con un esquema, sino con una media docena de esquemas flotando en mi cabeza. Si siento que eso resulta demasiado duro, soy de la opinión de abandonar el trabajo y dejar la continuación para más tarde. Tras haber completado el plan primitivo, ataco el plan de los capítulos y escribo la redacción real a lápiz, solo en la mitad de la página, reservando la otra mitad para los añadidos y las correcciones. Releo todo, y todo lo que está hecho vuelvo a copiarlo a tinta.

Considero que mi verdadera labor empieza con la primera corrección de pruebas, pues no atiendo solo a la elegancia de la frase, sino que a veces rehago capítulos enteros. No tomo realmente contacto con mi tema hasta que no lo veo impreso.

Por suerte, mi excelente editor me deja manga ancha para las correcciones, y a menudo he tenido hasta ocho o nueve pruebas. Envidio, sin tratar de imitarla, la facultad de los autores que pueden escribir desde el capítulo primero hasta la palabra Fin sin tener necesidad de añadir o eliminar una sola palabra".
 

El día a día de Jules Verne

"El señor Verne se alimenta de huevos y verduras, todo como si fuera vegetariano. La señora Verne tiene un apetito de pájaro. Y mientras que, por cortesía y también por glotonería, me apresuro a paladear las cosas exquisitas que han sido preparadas solo para mí, mis anfitriones me hablan del presente y del pasado, de la municipalidad amienense y de los recuerdos ya lejanos de París. El señor Jules Verne ha sido elegido consejero municipal: es un edil muy apasionado que nunca ha faltado a las sesiones. La señora Verne reparte su tiempo entre los deberes de la caridad y los placeres del teatro; tiene un palco que rara vez deja sin ocupar, y saborea los abundantes espectáculos que el empresario reserva a sus abonados y que se componen por lo menos de doce a quince actos variados: La torre de Nesle, Bebé, La Mascota. A la mañana siguiente, a las cinco, el señor Jules Verne vuelve a sentarse ante su mesa de trabajo. Su existencia transcurre sin problemas, sin fiebre, entre esos entretenimientos y esos trabajos. Pronto hará medio siglo que esa quietud perdura. Y esperan que ningún accidente venga a turbarla. Dos horas apenas separan Amiens de París, y no sienten el deseo de hacer ese trayecto para contemplar la cúpula de la torre Eiffel".

Su opinión de H. G. Wells

"Me han mandado sus libros y los he leído. Es muy curioso, y añadiré, muy inglés. Pero no veo posibilidad de comparar su obra y la mía. No procedemos de la misma manera. Me parece que sus historias no se apoyan sobre bases muy científicas. No, no hay ninguna relación entre su obra y la mía. Yo utilizo la física. Él la inventa. Yo voy a la Luna en una bala de cañón lanzada por un cañón. Eso no es una invención. Él va a Marte en una aeronave que construye con un metal que suprime la ley de la gravedad. Eso es muy bonito, pero muéstreme ese metal. ¡Que nos lo muestre!".


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