Historia mínima del siglo XX
John Lukacs
Trad. José Antonio
Montano
Turner Publicaciones S.
L.
Madrid, octubre 2014
267 páginas | 14,90
euros
ISBN 9788415832270
El siglo XX, con sus catástrofes y
logros, ha transformado el mundo más y en menor tiempo que cualquier otra época
de la historia. Lukacs logra una acertada síntesis, a la vez útil y filosófica,
en la que historia y literatura se dan la mano.
El siglo del
nacionalismo populista
El húngaroamericano John Lukacs es uno de los más grandes
historiadores de nuestra época. En vez de creer en las categorías sociales
—como la economía o la clase social— que determinan los hechos, Lukacs cree que
el gran protagonista de la historia es el ser humano con sus contradicciones,
sus sueños y sus ideas. Porque Lukacs se opone a la idea —que desde hace muchos
años pasa por “científica”— de que la historia es el resultado de una ecuación
en la que sólo intervienen los grandes factores materiales y económicos, de
modo que los actos y los hechos históricos sólo son consecuencias de esos
grandes factores. Para Lukacs todo eso es falso. Porque lo importante, lo que
constituye la esencia de la historia, es “lo que la gente pensaba (y piensa),
lo que cree, lo que elige pensar, lo que prefiere creer”. Y en este sentido,
Lukacs da mucha más importancia al coraje casi suicida de los aviadores
americanos que lucharon en la batalla de Midway que al abandono del patrón oro
en los años treinta.
Para Lukacs, los dos grandes fenómenos colectivos del siglo
XX han sido el odio, que ha guiado a los extremistas de derecha, y el miedo,
que ha guiado a los extremistas de izquierda. Y a la hora de escribir una
historia del siglo XX, hay muy pocos autores que tengan los conocimientos de
primera mano que ganó Lukacs en su juventud sobre el odio y sobre el miedo.
Nacido en 1924, en Budapest, hijo de católico y judía, fue reclutado a la
fuerza por un batallón de castigo por ser “medio judío”, y poco después, cuando
los nazis invadieron Hungría, logró esconderse y escapar al Holocausto. En
1946, tras la ocupación soviética de su país, Lukacs huyó a Estados Unidos,
donde ha pasado su larga vida dando clases de Historia en un college de
Pensilvania.
John Lukacs se proclama reaccionario, pero en realidad es un
conservador a la antigua —admirador de Alexis de Tocqueville y de Johan
Huizinga— que desconfía de la demagogia de una gran parte de la izquierda, pero
que también desdeña a los políticos conservadores como Reagan y Bush, a los que
considera “infantiles y simplistas”, y a los que acusa de haber caído en los
dos vicios políticos que Lukacs más desprecia y más teme: el nacionalismo y el
populismo. Y la historia del siglo XX que resume Lukacs en su tratado está
saturada de nacionalismo y de populismo (dos términos que no existían en el
siglo XIX). En contra de lo que se suele creer, Lukacs está convencido de que
el nacionalismo ha sido un aglutinante ideológico mucho más poderoso que la
lucha de clases propugnada por los pensadores marxistas. Y cuando hace un
resumen del siglo XX, Lukacs llega a la conclusión de que los dos grandes
protagonistas del siglo no han sido Hitler y Stalin —dos infernales, dos
colosales nacionalpopulistas que fueron capaces de fundir en una misma
ideología lo peor del nacionalismo y del populismo—, sino Churchill y
Roosevelt, es decir, un conservador y un liberal de izquierdas que se
inclinaron por el patriotismo y por el internacionalismo (o lo que es lo mismo,
por todo lo que se opusiera al odio y al miedo). Y si Churchill y Roosevelt no
hubieran estado en el poder en 1940, y en su lugar hubiesen estado sus
mediocres predecesores —Chamberlain y Hoover—, Hitler habría ganado la guerra
sin ningún problema. No fue una cuestión de factores económicos ni de correlación
de fuerzas, sino de valentía e inteligencia. Y eso es algo que olvidamos a
menudo, sobre todo en estos tiempos en los que no hay indicio alguno de
valentía ni de inteligencia por ninguna parte.
EDUARDO JORDÁ (MERCURIO Nº
172, JUNIO-JULIO 2015)
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