Memorias
dialogadas
[Conversaciones]
Francisco Sosa Wagner con
José lázaro
Ediciones Deliberar
Biblioteca Deliberar nº 4
Madrid, 2017.
118 pp.
12 €
ISBN 978-84-17252-03-08
LA VIDA, OBRA E IDEAS DE SOSA WAGNER EN FORMA DE CONVERSACIÓN
AUTOBIOGRÁFICA
Francisco
Sosa Wagner es un escritor astur-leonés de Marruecos que también ha ejercido
como catedrático de Derecho y diputado por UPyD en el Parlamento Europeo. Ha
escrito textos jurídicos e históricos (incluida una biografía de Pío IX «el
último soberano»), dos novelas satíricas, aforismos e infinidad de ensayos
periodísticos («Soserías»). En esta autobiografía dialogada se articulan tres
grandes ejes: los recuerdos de su vida (llenos de anécdotas y jugosos retratos
de las personas que conoció), el resumen de su obra y la exposición de sus
ideas personales, políticas y culturales. Si las memorias tradicionales están
condicionadas por los recuerdos y olvidos de su autor, estas memorias
dialogadas se enriquecen con la fluidez y perspectiva externa que aporta la
deliberación con un interlocutor.
Francisco Sosa Wagner reconoce
que el formato del libro ‘Memorias dialogadas’ (Ediciones Deliberar) venía
en cierto modo impuesto por el editor, si bien asegura que se trata de una
fórmula habitual en países como Francia, que a su juicio resulta bastante
original y para el lector probablemente más grato porque la narración es más
fluida. Lo que niega es que se trate de una conversación biográfica pactada con
su interlocutor, en este caso el profesor José Lázaro. «No existe un
cuestionario sino una conversación en la que Lázaro me va preguntando al tiempo
que hace sus reflexiones, porque estamos hablando de un ensayista, y al hilo de
lo que él dice o pregunta yo hago las mías. No hay ningún pacto sino que todo
va fluyendo de esta manera. Luego, el texto se corrige un poco por si hay
repeticiones y ahí se acaba el proceso».
Como se dice más arriba, la
publicación se articula en torno a tres grandes ejes, como son los recuerdos de
su vida, el resumen de su obra y la exposición de sus ideas personales,
políticas y culturales. Del primer apartado nos interesa conocer de qué manera
le marcaron sus primeros años en su ciudad natal, Alhucemas. «En parte
lo cuento en el libro. Me marcó en el sentido de que he convivido, jugando en
la calle, con niños musulmanes y con niños judíos. Esto era absolutamente
frecuente y se producía en el Marruecos español con absoluta naturalidad. Esa
experiencia es muy interesante porque no la tienen habitualmente los niños y
por tanto se hace uno más respetuoso con los demás y las ideologías, las
creencias, pierden sus aristas», señala Sosa Wagner, que decidió cursar la
carrera de Derecho por consejo de su padre, médico de profesión. «La verdad es
que hubiera podido hacer exactamente igual una carrera de letras, por ejemplo
Filosofía y Letras que se llamaba entonces, pero no hubiera podido hacer una
carrera de ciencias, porque para eso yo no tenía cualidades. La verdad es que
me fue bien, terminé la carrera con premio extraordinario en la Facultad de
Derecho de Valencia, y a partir de ahí pedí una beca para completar mis
estudios en Alemania. A los 30 años ya había resuelto mi vida porque gané mi
plaza en la Universidad de Oviedo y luego me vine a León. Esa ha sido en líneas
generales mi vida académica, que ha sido bastante grata, obviamente con mucho
trabajo, porque no se llega a ser catedrático de la Facultad de Derecho de otra
manera, pero sin ningún contratiempo».
Francisco Sosa Wagner confiesa que en su época de estudiante tenía inquietudes
literarias «soterradas», porque ya entonces era un apasionado de la lectura.
«No solamente estudiaba las asignaturas de la carrera sino que leía las novelas
de Pío Baroja o Pérez Galdós. En ese sentido siempre he estado
muy en contacto con la literatura, en parte porque mi padre también lo estaba.
Mi padre era un médico de estos que se llaman humanistas, que tenía mucha afición
a las letras y también escribía algo. De ser lector al final, en algunos casos
como es el mío, sale un escritor. Eso es evidente, y en este momento noto que
necesito expresarme constantemente a través de la pluma. Para mí eso es
absolutamente fundamental, casi más que oralmente», reconoce el autor de ‘Es
indiferente llamarse Ernesto’, para quien el ejercicio de la docencia le ha
ayudado en su faceta literaria en el sentido de que «el Derecho exige mucha
precisión porque fundamentalmente es lenguaje, razones y argumentos que se
expresan por medio del lenguaje. A quienes tenemos afición a la pluma la
exigencia del rigor en las clases, el explicar el régimen jurídico de las
minas, de las playas, de las costas, de las ciudades, etc., hace que uno haga
el esfuerzo de la precisión, de la concisión y del rigor lingüístico. Pero como
te decía en estos momentos me gusta más expresarme por escrito que hacerlo de
forma oral. Encuentro que puedo expresarme de una manera más precisa y eso me
satisface muy especialmente».
La política también ha marcado
una etapa importante en la trayectoria personal de Francisco Sosa Wagner, que
ha desempeñado, entre otros cargos, el de secretario general técnico del
Ministerio de Administración Territorial con el gobierno socialista o el de
diputado por UPYD en el Parlamento Europeo. «La política me ha dado
satisfacciones, como en general la vida. No me arrepiento de nada de lo que he
hecho. Estuve durante cinco años, del 82 al 87 en la primera etapa de Felipe
González, como alto cargo en el Ministerio de Administraciones Públicas y
allí hice cosas muy interesantes. Transcurrido algún tiempo pasé a primera
línea de la política, porque aquél no dejaba de ser un puesto técnico, al
aceptar ser candidato al Parlamento Europeo, una experiencia muy buena
que yo he reflejado en mi libro ‘Memorias europeas’, donde dejo constancia de
las cosas que aporté al Parlamento Europeo y que éste me aportó a mí, que
fueron muchas. De manera que yo no tengo más que satisfacciones. Luego es
verdad que todo aquello acabó de una manera abrupta, pero me supe liberar del
asunto. Si no hubiera renunciado al escaño, hubiera estado dándole vueltas a la
herida y lo habría pasado peor. Por suerte, y gracias a la decisión tomada, lo
que tuvo de amargo aquel trance ha dejado poca huella en mí», sostiene el
catedrático.
Sobre las personas y los autores
que han ejercido una mayor influencia en su doble trayectoria como jurista y
escritor, Sosa Wagner se declara muy influenciado por toda la literatura
española de la primera mitad del siglo XX. «Me han gustado autores muy
distintos que entre ellos jamás en la vida se entendieron. Citaba antes a Pío
Baroja y cito ahora a Ramón Gómez de la Serna, dos escritores que no
tienen absolutamente nada que ver entre ellos, se tenían en muy poca estima y
sin embargo a mí, por razones distintas, me seducen como artistas de la pluma.
Luego me ha influido mucho también la literatura alemana, especialmente los
autores de la primera mitad del siglo pasado. Y por lo que se refiere a las
personas que han marcado especialmente mi trayectoria profesional tengo que
citar fundamentalmente a Eduardo García de Enterría, que fue quien me
llevó de la mano para que yo consiguiera mi cátedra, y también a Ramón
Martín Mateo, dos personas que influyeron mucho en mi vida académica en
cuanto me llevaron de la mano y fueron quienes me condujeron a esto. En cuanto
a la vida política, un personaje que conocí bastante de cerca fue Enrique
Tierno Galván en la época en que yo militaba en el PSP. Éramos muy
pocos y el acceso a Tierno resultaba sencillo. Cuando yo estaba ya en el Ministerio
y él era alcalde de Madrid nos volvimos a tratar a otro nivel, pero siempre de
una manera muy fructífera y cordial. Me llamaba la atención su forma distante e
irónica de ver las cosas. Hablar con él era tremendo», concluye el jurista y
escritor.
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