Historia del arte de la pintura
en España
Juan
Agustín Ceán Bermúdez
KRK
Ediciones
Oviedo,
2016
Edición
de David García López y Daniel Crespo Delgado
Medidas:
120 x 170 mm.
Páginas:
831
29,95
€
ISBN:
978-84-8367-534-2
Tras toda una vida entregada al
estudio y defensa de las bellas artes, el asturiano Juan Agustín Ceán Bermúdez
emprendió en 1822 la que iba a ser su última gran obra, una monumental historia
de la pintura en la que siguió trabajando hasta poco antes de su muerte.
Esta obra resulta tan novedosa
como la trayectoria de quien fuera el primer historiador del arte español.
Gracias a un trabajo muy laborioso que incluyó numerosas lecturas, viajes,
registros en archivos y compra de estampas, Ceán pudo trazar un completo fresco
de la evolución de la pintura europea. Incidió de manera especial en la pintura
española, cuyo desarrollo puso en paralelo con el protagonizado por las grandes
escuelas europeas. Nunca antes se había emprendido tarea semejante, y tardaría
mucho en repetirse.
Esta es la primera vez que se publica en su
integridad la parte dedicada a la escuela española de la Historia del Arte de
la Pintura, cuyos once tomos todavía permanecen manuscritos en el archivo de la
Real Academia de San Fernando. El lector tiene ahora la oportunidad de conocer
mejor la aportación de Ceán Bermúdez, el autor más representativo de toda una
generación que, bajo el signo de la Ilustración, creó la moderna historia del
arte.
Juan
Agustín Ceán Bermúdez
(Gijón, 1749 – Madrid, 1829) fue el primer estudioso en España en aplicar la
crítica histórica nacida de la Ilustración a la investigación de las bellas
artes. Estrecho amigo de personajes tan trascendentes para entender el
pensamiento artístico de su época como Jovellanos o Goya, su pasión por la
investigación le llevó a abordar todos los campos posibles de estudio, desde la
arquitectura a la pintura pasando por la escultura, el dibujo, el grabado o la
arqueología; y todas las épocas, desde la Antigüedad hasta su propio tiempo.
Residente
durante muchos años en Sevilla y Madrid, viajó por buena parte de España, teniendo
acceso a las mejores colecciones públicas y privadas, así como a los archivos
más importantes. Lo que le quedó por ver, lo conoció gracias a una tupida red
de corresponsales, que durante décadas le enviaron noticias esenciales para la
historiografía española.
Rodeado
de libros, dibujos, estampas y documentos, y frecuentando las obras de arte –
en muchas ocasiones junto a sus amigos artistas –, creó una nueva disciplina en
la que su labor erudita nunca dejó de lado la pasión por la contemplación de
las obras de arte. Trabajador incansable, vinculado a las reales academias de
su tiempo, su larga vida se consagró al estudio de las bellas artes. Auténtico
pionero en nuestro país, sus trabajos son todavía indispensables para el
conocimiento de la historia de las artes en España.
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