29 de septiembre de 2012

Noche y niebla en el París ocupado

Noche y niebla en el París ocupado
Colección Siglo XX, nº 1
ISBN: 978-84-15174-55-4
PVP con IVA: 22,50 €
Páginas: 240

Traficantes, espías y mercado negro. Vidas cruzadas de César González Ruano, Pedro Urraca, Albert Modiano y André Gabison
«Noche y niebla» —Nacht und Nebel— es el nombre que recibió el decreto de diciembre de 1941 firmado por el mariscal Wilhelm Keitel, el jefe del Estado Mayor del Ejército alemán, mediante el cual se otorgaba cobertura administrativa a la desaparición de todos aquellos que estaban considerados enemigos del Reich.
El decreto permitía la detención, encarcelamiento y ejecución de los enemigos de Alemania sin explicación ninguna.
Los afectados a quienes se les aplicaba simplemente desaparecían, como si nunca hubieran existido, en la noche y entre la niebla.

La siniestra oscuridad que durante los años de la Segunda Guerra Mundial devoró a resistentes, comunistas, socialistas, republicanos españoles y judíos era muy diferente de aquella otra que al finalizar la guerra cayó sobre las vidas cruzadas de los cuatro protagonistas de este libro: César González Ruano, periodista y escritor; Pedro Urraca, el agregado de policía en la embajada de París durante la Ocupación, que tuvo un papel muy destacado en la detención de los refugiados republicanos; Albert Modiano, padre del escritor Patrick Modiano; y André Gabison, un extraño personaje, judío y a la par destacado collabo, que desfiló por los archivos de los aliados y de la policía española, y aparecerá en las novelas de Patrick Modiano.

El historiador Fernando Castillo Cáceres, autor de Tintín-Hergé: una vida del siglo XX, en un libro que está a medio camino entre el ensayo histórico y una suerte de quest, aborda con datos de archivo una rigurosa aproximación al milieu de la Ocupación, para rescatar de entre las ruinas del tiempo y la oscuridad la verdadera historia de estos personajes. Durante mucho tiempo, han sido hombres sin pasado o con un pasado adaptado, construido a la medida para diluir aquellos años en los que alternaron con el terror. Ellos no fueron víctimas, sino amigos de los verdugos; convivieron con traficantes, espías y miembros del mercado negro, y estuvieron muy próximos a lo que se puede llamar la colaboración económica y política, siempre al filo de la legalidad o de actividades abiertamente delictivas.


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