8 de agosto de 2016

Iglesias de Oviedo y León


Iglesias de Oviedo y León
 
Fernández Conde, Francisco Javier (coord.)
 
Biblioteca de Autores Cristianos
 
Madrid, 2016
 
Colección: Historia de las diócesis españolas, nº 17
 
788 pp.
 
49,04 €
 
ISBN:  978-84-220-1860-5
 
[100  artículos]

 
Edición coordinada por Francisco Javier Fernández Conde

Colaboradores: Miguel Dongil y Sánchez, Francisco Javier Fernández Conde, Fernando Manzano Ledesma, Carlos Reglero de la Fuente, Jesús Jerónimo Rodríguez González, Juan José Tuñón Escalada.

 
La historia de las diócesis de Oviedo y León fue propuesta para formar un solo volumen desde el primer «Proyecto Flórez 2000», de la Historia de las diócesis españolas, y nunca se puso en duda esa distribución. En realidad, las historias de las iglesias diocesanas de Oviedo y León arrancan y marchan juntas desde su fundación y consolidación en el alto Medioevo. Los orígenes de sus comunidades cristianas —más antiguos o mejor documentados los de León—, las circunstancias que rodearon su fundación como sedes diocesanas, la defensa y consolidación de sus condiciones de exentas frente a las pretensiones jurisdiccionales de Toledo y Braga, y más tarde Santiago de Compostela, están entretejidos por coyunturas e hitos históricos muy parecidos y en ocasiones concomitantes. Y esta cercanía histórica, unida a la geográfica se mantuvo hasta las reformas de 1954, cuando León, con Astorga y Cantabria- Santander fueron incluidas en la nueva metrópoli de Oviedo.

Además, cuando los límites jurisdiccionales del episcopado de San Salvador de Oviedo quedaron fijados casi definitivamente, después de las disputas y ajustes llevados a cabo en plena Edad Media, una parte importante de territorios que desbordaban la Cordillera Cantábrica (los Pirinneos Montes): Laciana, Sena, Luna (arcedianato de Babia); la parte leonesa del arcedianato de Gordón; y las llanuras de la meseta, al sur incluso de la misma ciudad de León: Valencia de don Juan y Benavente (Arcedianato de Benavente), dependieron de la mitra ovetense, y esta larga convivencia eclesiástica en dichas latitudes propició y lleva todavía la impronta de lo asturiano en las costumbres, la toponimia y la propia lengua. Por otra parte, las tierras geográficamente leonesas, ricas en vocaciones de hombres y mujeres de Iglesia, enriquecieron notablemente la nómina de la clerecía asturiana hasta que tuvo lugar el mencionado reajuste de la segunda parte del siglo xx. En la actualidad viven todavía sacerdotes de origen leonés que escogieron la diócesis de Oviedo en la mencionada división administrativa.
 

Por otra parte, los seis autores responsables de la redacción de este volumen, han sido escogidos más de acuerdo con sus especialidades que por su origen. Su trayectoria de historiadores está jalonada por una producción científica con vinculaciones indudables a los sujetos históricos y a las épocas sobre las que escriben.

El responsable de esta coordinación, no siempre fácil por circunstancias que no merece la pena mentar ahora, ha publicado numerosos trabajos sobre historia medieval de la iglesia asturiana, enmarcados casi siempre en un contexto mucho más amplio, que desborda los límites formales o jurídicos de la propia diócesis. Para la época del Renacimiento y la Reforma, en la que no es especialista, ha tenido que utilizar inexcusablemente los espléndidos trabajos de investigación del profesor González Novalín, primer coordinador de la presente obra: un menester, al que se vio obligado a renunciar por sus compromisos con la Iglesia Española de Santiago y Monserrat de Roma.

Juan José Tuñón Escalada, autor de la redacción de la historia moderna de Oviedo, es el especialista adecuado para llevar a buen término esta tarea por sus investigaciones y estudios monográficos, de manera especial por el libro titulado: D. Agustín González Pisador, obispo de Oviedo (1760-1791). Iglesia y sociedad en Asturias (Real Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo 2000). Esta monumental monografía, de más de 800 páginas, el resultado de su tesis doctoral de Historia eclesiástica de la Universidad Gregoriana, le ha convertido en un «modernista» de indudable relevancia para llevar a cabo la investigación y la síntesis de toda la historia moderna de la diócesis asturiana.
 

Jesús Jerónimo Rodríguez González, que se ha ocupado de pergeñar las dos últimas centurias de la sede episcopal de Oviedo, ha dedicado toda su trayectoria investigadora a los análisis de problemas y hechos históricos relacionados con la historia contemporánea de Asturias. Entre ellos destaca, sin duda alguna su tesis doctoral publicada con el título: La cultura sindical de Asturias. 1875-1917. Desde la perspectiva amplia y compleja que le ofrece este trabajo, se ha ocupado también de estudiar otras realidades de la iglesia asturiana que le han permitido adquirir un conocimiento muy minucioso de toda su evolución histórica hasta los tiempos presentes.

Carlos Reglero de la Fuente, en la actualidad catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Valladolid, es responsable de una larga serie de artículos y de libros de investigación sobre historia medieval de las regiones castellano-leonesas. En este elenco no faltan, naturalmente, trabajos más específicos sobre historia de la Iglesia de esos ámbitos histórico-geográficos, sin perder nunca de vista en ellos la contextualización social de las correspondientes temáticas. Su libro sobre Cluny, publicado recientemente —Cluny en España. Los prioratos de la provincia y sus redes sociales (1073-ca. 1270) (Fuentes y estudios de historia leonesa; León 2008), constituye un claro exponente de su dominio de las fuentes y de una extraordinaria información sobre la historia medieval y la eclesiástica en particular.
 
Fernando Manzano Ledesma, que se ocupa en este libro de la historia moderna de la iglesia de León, es natural del «Antiguo Reino leonés» y profesor en la Universidad de Oviedo. Su tesis doctoral versó precisamente sobre Benavente (Benavente en la Edad Moderna). Recientemente ha publicado una larga monografía sobre el Catastro de Ensenada en la parte correspondiente a Asturias: Las respuestas generales del Catastro de Ensenada en el Principado de Asturias (Oviedo 2010), que le ha permitido familiarizarse con la historia social de los territorios concretos en sus diferentes manifestaciones. De hecho, ha dirigido varios trabajos académicos de alumnos universitarios relacionados con esta importante fuente documental.

Finalmente, Miguel Dongil y Sánchez fue también profesor de la Universidad de Oviedo, en asignaturas de las áreas de Historia Moderna y Contemporánea. Tiene una titulación de la UNED sobre Historia y Filosofía de las religiones. Alguno de sus trabajos se ocupa de temáticas de historia contemporánea, pero se dedica de Introducción XVII forma preferente a investigaciones de historia religiosa relacionada con la Modernidad —Historia del Clero Regular asturiano (siglos XVI al XIX) (Oviedo 2012)—, mostrando también un interés notable por la historia de la religiosidad popular característica de las cofradías.
 

Una lectura atenta de este libro permite al lector percatarse fácilmente de que en su contenido general están presentes diferentes maneras de concebir la historia en general y la de la Iglesia en particular, algo inevitable lógicamente en un trabajo misceláneo. La misma forma de los discursos históricos de los apartados correspondientes a los diferentes autores que intervinieron en ellos presenta, así mismo, variables notables. En unos el estilo es más conciso y sintético. Otros prefieren un discurso más narrativo y, en cierto modo, positivista Y en algunos apartados se puede percibir igualmente una concepción de la misma historia de la Iglesia determinada, de alguna manera, por conocidos modelos y sistemas ideológicos. Lo sabíamos desde el principio, pero no creemos que estas diferencias teóricas o metodológicas constituyan un defecto para todo el conjunto, sino todo contario, porque respetan la personalidad de los propios autores y sitúan al destinatario de la obra en un panorama histórico abierto.

Quizás se considere un defecto la gran desproporción existente entre la historia de la diócesis de Oviedo y la de León a partir del siglo xvi. La de aquella supera, con mucho, a la de la sede leonesa. Y ello no supone, en modo alguno, que la primera sede episcopal haya sido más importante que la segunda a lo largo de su dilatado pasado histórico. La riqueza de las fuentes documentales de León para la Edad Media es impresionante, mucho mayor que la del conjunto disponible para Asturias. La obra ingente del siempre recordado Fernández Catón con sus «Fuentes y Estudios de Historia Leonesa» está en la mente de todos. Las fuentes leonesas para la Modernidad y las centurias más contemporáneas también son abundantes, pero no se puede negar que el número de estudios monográficos sobre estos siglos postreros es mucho más escaso. Seguramente que esto no sirva de excusa, pero, en cualquier caso, los tres apartados dedicados a León —los de la H. Moderna y Contemporánea también— servirán como marco de referencia obligada para las investigaciones de futuros historiadores. Y lo mismo ocurrirá con la diócesis asturiana. Todos los historiadores estamos y estarán condenados a esta provisionalidad. La historia de realidades tan complejas como el mundo de la religiosidad y de las instituciones religiosas nunquam finita est. Y otros tipos de historia también. En última instancia, esta finitud, lejos de ser considerada como debilidad o deficiencia de la historia como ciencia, es, sin duda, una de sus notas más atractivas.
 
De la Introducción, por F. Javier Fernández Conde
 


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